En este tema
se presentan elementos que se relacionan con diversos aspectos del quehacer
educativo, pero que son generalmente cuestionados por sus efectos en la
integración social de nuestro país.
a. “Los colegios están altamente segmentados”: Es común escuchar opiniones referidas a lo grave que es el
problema de la segmentación de los estudiantes en Chile. Ello ha generado que
se hayan propuesto y aplicado diversos programas cuyo objeto central ha sido
reducirla (entre ellas se encuentran algunas más restrictivas que otras: cuotas
de 15% de alumnos vulnerables, completa gratuidad de alumnos vulnerables,
subvención preferencial). Llama la atención, sin embargo, la falta de
antecedentes confiables que permitan dimensionar este problema para hacer un
diagnóstico efectivo, e identificar sus causas; lo que ha hecho difícil la
definición de soluciones efectivas.
Para hacer un
diagnóstico, conviene aclarar qué se entiende por segmentación y cuáles serían
sus efectos negativos. Quienes denuncian que los establecimientos se encuentran
“altamente segmentados” lo harían en base a la definición relativa a la
existencia de características homogéneas de los alumnos dentro de un
establecimiento o un tipo de establecimientos. En general, denuncian que los
colegios no tendrían una composición de alumnos de amplia diversidad
(económica, social, etc), sino que se agruparían en distintos ghettos de
acuerdo a ciertas características.
Pero incluso considerando dicha
definición se observa que el diagnóstico no es correcto. Al analizar la
distribución de alumnos provenientes de distintos deciles de índices
socioeconómicos se observa la presencia de todas las categorías en todos los
tipos de establecimientos educacionales. En efecto, tanto en los colegio
clasificados como decil 1 (aquellos de mayor pobreza) como en aquellos del
decil 10 (menor pobreza), se observa alumnos de distintos niveles.
Fuente:
Gonzalez, Mizala, Romaguera 2002
Si bien se
observa que algunos grupos estarían mayormente representados en algunos tipos
de establecimientos, cabría analizar las causas de ello, ya que no
necesariamente se debe al sistema educativo. Tal como se mencionara, la falta
de evaluaciones y diagnósticos adecuados impide identificar todas las causas,
sin embargo hay algunas que parecen evidentes: a) política habitacional actual,
ya que familias de ingresos y características similares, tienden a vivir
relativamente cerca unas de otras, y los colegios de la zona atraen a los niños
que viven en las proximidades; por ello es posible encontrar que las
características de esos niños son también similares, tal como lo son las de sus
familias y vecinos. b) proyecto educativo, ya que padres que valoran
determinadas cualidades del colegio es probable que presenten características
relativamente comunes[1]
entre ellos.
Pero incluso
si se comprobara que existe segmentación, cabría preguntarse la necesidad de
intervenir, y los instrumentos más adecuados para cambiar dicha situación.
Entre las principales críticas que se hacen a la “alta segmentación social” se
menciona el que ello perjudicaría la convivencia democrática del país, lo que
influiría en el desempeño escolar. Esta conclusión que se presentaría como la
causa para forzar todo tipo de integración social, tampoco ha sido comprobada
empíricamente, por lo que parece imprudente intervenir en una u otra dirección
sin conocerse los efectos que ello pudiera tener.
Es probable
que la crítica en relación a la segmentación se confunda con la inquietud respecto de la discriminación, por lo que
parece conveniente aclarar sus diferencias. Esta última corresponde a la
exclusión arbitraria en contra de quienes teniendo las características
previamente definidas como requisito, no sean aceptados por el establecimiento. Se trataría de un
acto ilegal –sancionado por distintos cuerpos legales-. La segmentación, en
cambio, surge de un proceso (preferencias de los padres, proyectos educativos,
ubicación geográfica) que lleva a alumnos con características similares a optar
por establecimientos con características específicas. El que familias con
determinadas preferencias se sientan interesadas por establecimientos que
ofrecen servicios adecuados a esas preferencias, y que por tanto, su matrícula
sea de características relativamente homogéneas, no significa que los establecimientos han
discriminado contra estudiantes de características diferentes. Como antecedente
anecdótico se mencionan las conclusiones de la encuesta CEP[2]
referido a la selección de estudiantes, la que concluye que 93% de los padres
declaran que sus “hijos fueron aceptados en el colegio o escuela que más le
gustaba”. Complementariamente la encuesta concluye que 70% de los “padres
prefieren que su hijo(a) vaya a una escuela o colegio donde los alumnos tengan
un nivel socioeconómico parejo y parecido al suyo”.
Una de las
principales motivaciones para analizar el tema de la segmentación se centraría
en la búsqueda de igualdad de oportunidades para todos los estudiantes. Sin
embargo, conviene destacar que en relación a la entrega de herramientas para
ello, las escuelas de buen rendimiento son aquellas que logran esta función y
efectivamente otorgan educación de excelencia a sus estudiantes. Existen
numerosos casos de establecimientos que trabajan con niños y jóvenes en
situación de pobreza y que logran excelente rendimiento académico. Estas
escuelas pueden tener una población homogénea porque atienden a las familias
que viven cerca del colegio, sin embargo no debieran ser juzgadas por esta
composición ya que cumplen a cabalidad el objetivo para el cual fueron creadas:
enseñar a quienes necesitan aprender.
b. “Los alumnos vulnerables son atendidos por establecimientos
municipales”: Opiniones equívocas han
transmitido la idea de que los colegios particulares subvencionados entregarían
servicios a alumnos de ingresos medios y altos, no siendo una opción válida
para los estudiantes vulnerables. La realidad dista mucho de esta apreciación.
Uno de cada 4 estudiantes vulnerables asiste a establecimientos particulares
subvencionados[3]. Sin embargo, conviene
precisar que la cifra anterior no necesariamente refleja la preferencia de las
familias vulnerables hacia uno u otro tipo de establecimiento. Existen sectores
de nuestro país en que la baja densidad poblacional dificulta la existencia de
distintas alternativas de elección para los padres, y la opción municipal es la
única presente.
c. “Los establecimientos municipales sí son pluralistas, integradores y
promueven la cohesión social”: Esta afirmación
es frecuentemente mencionada por parte de quienes buscan descalificar a aquellos
establecimientos de dependencia particular, destacando el que éstos cuenten con
mecanismos de selección mientras que los establecimientos municipales tendrían
obligación de recibir a todos los estudiantes. Esta opinión, sin embargo,
desconoce el que los colegios municipales en que existe demanda por sus
servicios mayor a la capacidad del colegio, al igual que en los particulares,
sí utilizan mecanismos de selección. Similarmente, cuando existe capacidad
ociosa, tanto los colegios municipales como los particulares subvencionados
tienen interés en aceptar a los estudiantes que postulan a ellos. El hecho que
unos y otros soliciten antecedentes a los padres al momento de postular, no
necesariamente significa que la aceptación o rechazo de los alumnos se haga en
base a dichos antecedentes.
Conviene
también mencionar que los establecimientos municipales no presentan una
matrícula especialmente distinta a la de los particulares. En efecto, la
composición de la matrícula municipal es muy similar a la presente en colegios
particulares que no cobran financiamiento compartido –ambos poseen alrededor de
36% de su matrícula cubierta por alumnos vulnerables.
d. “El financiamiento compartido es malo porque genera segmentación”: El esquema de aporte a educación por parte de los padres ha
significado importantes ventajas al sistema educativo. Por un lado ha
significado una mayor inversión privada en el sector –alrededor de $210.000
millones anuales[4]-, proveniente de padres y
apoderados que tienen interés en participar en el financiamiento de la
educación de sus hijos de manera de acceder a nuevos proyectos educativos que
pueden significar mayores costos que la subvención escolar.
Actualmente el sistema de financiamiento compartido tiene una amplia
cobertura, la que refleja el interés de los apoderados por aportar recursos
para la educación de sus hijos. En general, los establecimientos con
financiamiento compartido acogen a casi el 70% de la matrícula particular
subvencionada y más del 20% de la municipal.
Se ha
extendido la idea de que sería el financiamiento compartido el causante de la
segmentación presente en las escuelas de nuestro país –ya que reuniría a
estudiantes de familias de ingresos similares quienes pueden acceder a
determinado nivel de cobro de financiamiento compartido, y no permitiría la
diversidad de estudiantes de otras realidades económicas-, y que esto debiera
corregirse. Tal como se mencionara anteriormente (sección III.a), este
composición no necesariamente es negativa –no existe evidencia de sus efectos-,
ni causada por el sistema escolar. Además, si bien es posible observar que
existen sectores donde se presenta alta homogeneidad entre los estudiantes de
un mismo establecimiento –lo que no refleja la realidad promedio-, no existe
evidencia que muestre que esta segregación se haya acentuado por la
implementación del esquema de financiamiento compartido. Por otro lado, de
valorarse realmente la igualdad de oportunidades para todos los niños
independientemente de su realidad socioeconómica, el esquema de financiamiento
compartido debiera ser ampliamente reconocido por su aporte a este objetivo. En
efecto, la existencia de este mecanismo ha hecho posible la oferta de nuevas
opciones. De no existir el financiamiento compartido, las familias tendrían que
elegir únicamente entre educación gratuita o aquella 100% pagada con recursos
privados. El sistema permite las opciones intermedias, de acuerdo a las
preferencias y posibilidades económicas de los padres, lo que “acerca” a los
sistemas y a las familias que optan por cada uno de ellos. Por último, es
necesario abordar una visión más amplia del problema de la segregación, que es
la segregación residencial, o la distribución espacial de esta segregación.
Esto no es atribuible al sistema escolar, sino más bien a políticas de vivienda
que promueven barrios homogéneos y separados espacialmente (ver evidencia
empírica sobre segregación residencial en ciudades urbanas). Esto se
complementa con el hecho comprobado que las familias adoptan un radio de
distancia (promedio 2,5 KM.) Para elegir colegio, principalmente motivado por
el alto costo del transporte, y la eficiencia del transporte público. En Chile
es más caro el transporte escolar, que los colegios que tienen financiamiento
compartido.
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