29-12-2011

Mitos sobre educación en materias sociales


En este tema se presentan elementos que se relacionan con diversos aspectos del quehacer educativo, pero que son generalmente cuestionados por sus efectos en la integración social de nuestro país.

a.    “Los colegios están altamente segmentados”: Es común escuchar opiniones referidas a lo grave que es el problema de la segmentación de los estudiantes en Chile. Ello ha generado que se hayan propuesto y aplicado diversos programas cuyo objeto central ha sido reducirla (entre ellas se encuentran algunas más restrictivas que otras: cuotas de 15% de alumnos vulnerables, completa gratuidad de alumnos vulnerables, subvención preferencial). Llama la atención, sin embargo, la falta de antecedentes confiables que permitan dimensionar este problema para hacer un diagnóstico efectivo, e identificar sus causas; lo que ha hecho difícil la definición de soluciones efectivas.
Para hacer un diagnóstico, conviene aclarar qué se entiende por segmentación y cuáles serían sus efectos negativos. Quienes denuncian que los establecimientos se encuentran “altamente segmentados” lo harían en base a la definición relativa a la existencia de características homogéneas de los alumnos dentro de un establecimiento o un tipo de establecimientos. En general, denuncian que los colegios no tendrían una composición de alumnos de amplia diversidad (económica, social, etc), sino que se agruparían en distintos ghettos de acuerdo a ciertas características.

Pero incluso considerando dicha definición se observa que el diagnóstico no es correcto. Al analizar la distribución de alumnos provenientes de distintos deciles de índices socioeconómicos se observa la presencia de todas las categorías en todos los tipos de establecimientos educacionales. En efecto, tanto en los colegio clasificados como decil 1 (aquellos de mayor pobreza) como en aquellos del decil 10 (menor pobreza), se observa alumnos de distintos niveles.


Fuente: Gonzalez, Mizala, Romaguera 2002

Si bien se observa que algunos grupos estarían mayormente representados en algunos tipos de establecimientos, cabría analizar las causas de ello, ya que no necesariamente se debe al sistema educativo. Tal como se mencionara, la falta de evaluaciones y diagnósticos adecuados impide identificar todas las causas, sin embargo hay algunas que parecen evidentes: a) política habitacional actual, ya que familias de ingresos y características similares, tienden a vivir relativamente cerca unas de otras, y los colegios de la zona atraen a los niños que viven en las proximidades; por ello es posible encontrar que las características de esos niños son también similares, tal como lo son las de sus familias y vecinos. b) proyecto educativo, ya que padres que valoran determinadas cualidades del colegio es probable que presenten características relativamente comunes[1] entre ellos.
Pero incluso si se comprobara que existe segmentación, cabría preguntarse la necesidad de intervenir, y los instrumentos más adecuados para cambiar dicha situación. Entre las principales críticas que se hacen a la “alta segmentación social” se menciona el que ello perjudicaría la convivencia democrática del país, lo que influiría en el desempeño escolar. Esta conclusión que se presentaría como la causa para forzar todo tipo de integración social, tampoco ha sido comprobada empíricamente, por lo que parece imprudente intervenir en una u otra dirección sin conocerse los efectos que ello pudiera tener.
Es probable que la crítica en relación a la segmentación se confunda con la inquietud  respecto de la discriminación, por lo que parece conveniente aclarar sus diferencias. Esta última corresponde a la exclusión arbitraria en contra de quienes teniendo las características previamente definidas como requisito, no sean aceptados  por el establecimiento. Se trataría de un acto ilegal –sancionado por distintos cuerpos legales-. La segmentación, en cambio, surge de un proceso (preferencias de los padres, proyectos educativos, ubicación geográfica) que lleva a alumnos con características similares a optar por establecimientos con características específicas. El que familias con determinadas preferencias se sientan interesadas por establecimientos que ofrecen servicios adecuados a esas preferencias, y que por tanto, su matrícula sea de características relativamente homogéneas,  no significa que los establecimientos han discriminado contra estudiantes de características diferentes. Como antecedente anecdótico se mencionan las conclusiones de la encuesta CEP[2] referido a la selección de estudiantes, la que concluye que 93% de los padres declaran que sus “hijos fueron aceptados en el colegio o escuela que más le gustaba”. Complementariamente la encuesta concluye que 70% de los “padres prefieren que su hijo(a) vaya a una escuela o colegio donde los alumnos tengan un nivel socioeconómico parejo y parecido al suyo”.
Una de las principales motivaciones para analizar el tema de la segmentación se centraría en la búsqueda de igualdad de oportunidades para todos los estudiantes. Sin embargo, conviene destacar que en relación a la entrega de herramientas para ello, las escuelas de buen rendimiento son aquellas que logran esta función y efectivamente otorgan educación de excelencia a sus estudiantes. Existen numerosos casos de establecimientos que trabajan con niños y jóvenes en situación de pobreza y que logran excelente rendimiento académico. Estas escuelas pueden tener una población homogénea porque atienden a las familias que viven cerca del colegio, sin embargo no debieran ser juzgadas por esta composición ya que cumplen a cabalidad el objetivo para el cual fueron creadas: enseñar a quienes necesitan aprender.

b.    “Los alumnos vulnerables son atendidos por establecimientos municipales”: Opiniones equívocas han transmitido la idea de que los colegios particulares subvencionados entregarían servicios a alumnos de ingresos medios y altos, no siendo una opción válida para los estudiantes vulnerables. La realidad dista mucho de esta apreciación. Uno de cada 4 estudiantes vulnerables asiste a establecimientos particulares subvencionados[3]. Sin embargo, conviene precisar que la cifra anterior no necesariamente refleja la preferencia de las familias vulnerables hacia uno u otro tipo de establecimiento. Existen sectores de nuestro país en que la baja densidad poblacional dificulta la existencia de distintas alternativas de elección para los padres, y la opción municipal es la única presente.

c.    “Los establecimientos municipales sí son pluralistas, integradores y promueven la cohesión social”: Esta afirmación es frecuentemente mencionada por parte de quienes buscan descalificar a aquellos establecimientos de dependencia particular, destacando el que éstos cuenten con mecanismos de selección mientras que los establecimientos municipales tendrían obligación de recibir a todos los estudiantes. Esta opinión, sin embargo, desconoce el que los colegios municipales en que existe demanda por sus servicios mayor a la capacidad del colegio, al igual que en los particulares, sí utilizan mecanismos de selección. Similarmente, cuando existe capacidad ociosa, tanto los colegios municipales como los particulares subvencionados tienen interés en aceptar a los estudiantes que postulan a ellos. El hecho que unos y otros soliciten antecedentes a los padres al momento de postular, no necesariamente significa que la aceptación o rechazo de los alumnos se haga en base a dichos antecedentes.
Conviene también mencionar que los establecimientos municipales no presentan una matrícula especialmente distinta a la de los particulares. En efecto, la composición de la matrícula municipal es muy similar a la presente en colegios particulares que no cobran financiamiento compartido –ambos poseen alrededor de 36% de su matrícula cubierta por alumnos vulnerables.

d.    “El financiamiento compartido es malo porque genera segmentación”: El esquema de aporte a educación por parte de los padres ha significado importantes ventajas al sistema educativo. Por un lado ha significado una mayor inversión privada en el sector –alrededor de $210.000 millones anuales[4]-, proveniente de padres y apoderados que tienen interés en participar en el financiamiento de la educación de sus hijos de manera de acceder a nuevos proyectos educativos que pueden significar mayores costos que la subvención escolar.
Actualmente el sistema de financiamiento compartido tiene una amplia cobertura, la que refleja el interés de los apoderados por aportar recursos para la educación de sus hijos. En general, los establecimientos con financiamiento compartido acogen a casi el 70% de la matrícula particular subvencionada y más del 20% de la municipal.



Se ha extendido la idea de que sería el financiamiento compartido el causante de la segmentación presente en las escuelas de nuestro país –ya que reuniría a estudiantes de familias de ingresos similares quienes pueden acceder a determinado nivel de cobro de financiamiento compartido, y no permitiría la diversidad de estudiantes de otras realidades económicas-, y que esto debiera corregirse. Tal como se mencionara anteriormente (sección III.a), este composición no necesariamente es negativa –no existe evidencia de sus efectos-, ni causada por el sistema escolar. Además, si bien es posible observar que existen sectores donde se presenta alta homogeneidad entre los estudiantes de un mismo establecimiento –lo que no refleja la realidad promedio-, no existe evidencia que muestre que esta segregación se haya acentuado por la implementación del esquema de financiamiento compartido. Por otro lado, de valorarse realmente la igualdad de oportunidades para todos los niños independientemente de su realidad socioeconómica, el esquema de financiamiento compartido debiera ser ampliamente reconocido por su aporte a este objetivo. En efecto, la existencia de este mecanismo ha hecho posible la oferta de nuevas opciones. De no existir el financiamiento compartido, las familias tendrían que elegir únicamente entre educación gratuita o aquella 100% pagada con recursos privados. El sistema permite las opciones intermedias, de acuerdo a las preferencias y posibilidades económicas de los padres, lo que “acerca” a los sistemas y a las familias que optan por cada uno de ellos. Por último, es necesario abordar una visión más amplia del problema de la segregación, que es la segregación residencial, o la distribución espacial de esta segregación. Esto no es atribuible al sistema escolar, sino más bien a políticas de vivienda que promueven barrios homogéneos y separados espacialmente (ver evidencia empírica sobre segregación residencial en ciudades urbanas). Esto se complementa con el hecho comprobado que las familias adoptan un radio de distancia (promedio 2,5 KM.) Para elegir colegio, principalmente motivado por el alto costo del transporte, y la eficiencia del transporte público. En Chile es más caro el transporte escolar, que los colegios que tienen financiamiento compartido.


[1] Concepto que en la literatura se conoce como autoselección.
[2] Julio 2006.
[3] La mayor parte de ellos –casi 70% de la matrícula vulnerable básica de este sector- lo hace en establecimientos con fines de lucro. (Fuente: Elacqua, 2008)

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